EL BUCLE
Yo soy sólo el hombre que no se despeja, que a veces no se ve en el espejo, que no reconoce su rictus y que en medio de una bomba nuclear sale vivo. No puedo esperar a coger el mundo por los pies y darle otra vuelta, quizás venga mas tarde con la solución en manos de la suerte. No debería pensarlo y como tal, me propuse plasmarlo aunque no hablarlo, solo comunicarlo a través de viejas palabras mal escritas, rotas, derrotas y vencido por una duda. Otra vez más siento el ardor del puño latente ahora se contrae ahora se distrae, y cuando menos lo esperaba he vuelto a caer en el error. Laberinto, crucigrama inacabable, que no encuentra palabras que se crucen porque tampoco hay una historia que conecte tantos puntos distantes entre sí. Me pregunto, me advierto y el porvenir no dice nada, cuando me evapore ya veré qué es lo que hago, y vuelta, vueltas, giros, frases inconexas que llevan al peor enredo de la historia. Miro a ver si encuentro el dedal para no pincharme con la aguja, pues no hay hilo tan fino que quepa por semejante ojal. Es el agujero en el suelo que se va abriendo más y más, sin poder remediar un sentimiento vacuo que sólo se llena para volver a enchufar un trago.
Quién podrá descender hasta aquí para poder ver en medio de tanta niebla, quién podrá escurrir el método para averiguar que es lo que hay dentro, quién me deja un hueco para poder comprender cuanta basura puede salir de un mismo pensamiento. Pensar en derretirse para no escucharse más y gritar que le salven de una vez porque no hay dolor tan fuerte como el que se retuerce, y no sabes exactamente causa, motivo o razón que pueda salir a la luz. Luz del día que ya no viene porque el cielo oscurece con tanta lluvia, si no hay brillo en esta vida es que no queda ninguna salida, sigue dando vueltas al trapo, tu solo, para que la ropa empapada suelte todo el agua, agua sucia y contaminada, por cientos de males residentes en un cuerpo, en una víctima que a veces no es capaz de ver más allá porque este es el momento en el que todo se precipita. Llega la calma pero no para la tempestad, porque fuera de este alma existen penas que nos rodean y no existe ombligo tan grande ni cráneo previlegiado que alcance a acumular tal cantidad de conceptos. Sólo pido una cosa, que escuchen, que el mundo sufre y dejen de amasar fortunas, preocúpense de los demás, pues visto desde el justo punto de gravedad nuestros problemas no son nada y tanto bucle se deshace cuando miras a otras partes.
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