viernes, noviembre 23, 2007

PRINCIPIO Y FIN DEL PAN DE MOLDE

Tengo una tostadora clásica. Una que me mira. Sí, y hace las tostadas de cuatro en cuatro. Te da opción de poner dos al calor, al tueste, pero siempre gusta duplicar. 
Me mira por los pitorros, sus dos baja-baja-la-tostada-entiendo, asemejan una cara graciosa. 
Y eso que no tiene expresión, sus baja-baja son lo único que la explica. 
Si tuviera una oblonga hacia arriba no sería lo mismo.
Te refleja como espejo pero no te ves.
Habéis sentido esa sensación. Están felices, estás feliz, te rodea la felicidad y no sabes por qué o dónde está. En realidad qué más da, descubrí que siempre hay alguien que quiere la del principio y la del final.



Se me tome, o no se me tome, en cuenta, ta, ta bien.

martes, noviembre 20, 2007

EL CONSEJO DE HOY.

Mándale un e-mail a tu jefe cagándote en su puta madre y en lo mucho que lo odias, a él y a su madre. Cuando te llame para pedir explicaciones intenta convencerle de que ha sido un virus informático, uno muy gordo.

jueves, noviembre 08, 2007

FRANZ Y VINCENT. (Capítulo 1)

Están en la calle, y andan, y deambulan, y vagan. Franz al lado de Vincent, pero ninguno a la derecha ni a la izquierda del otro, simplemente van juntos, sin apellidos.
Observan con curiosidad cómo ha cambiado el mundo desde su ausencia. Calles anchas hiperpobladas, edificios para los que no les alcanza la vista y miles de construcciones inverosímiles.
Afortunadamente, saben, sienten, que no todo es igual aquí, este globo tiene muchos poros por donde pierde aire.

- ¿Por qué Elisabeth tiene la piel tan blanca? -dice Franz, mientras mira un anuncio de un edificio.

-Me he perdido. ¿De qué Isabel estamos hablando? -pregunta Vincent.

-Isabel no. Elisabeth, la reina. ¿Por qué crees que todos la representan con esa tez tan pálida?

-Ajah, pues supongo que a través de la historia es la imagen que nos han querido transmitir. -dice Vincent, sacando la pipa y cargándola de tabaco.

-Entonces es seguro que nadie se cuestiona la historia. -afirma Franz-. No hay interés por destruir la historia. Es un clavo hundido en el cerebro de la gente. Si cuestionas la historia, cuestionas sus orígenes, sus ideales y su propia existencia.

Vincent sigue andando mientras Franz, pensativo, se queda atrás mirando un escaparate.

-Mira, Vincent, fotos antiguas.

Pero Vincent ya ha torcido una esquina y no le oye.

-Vincent, Vincent... -grita Franz.

Vincent ha encontrado un callejón con paredes impolutas, y eso no se ve todos los días. De su mochila saca una paleta y un pincel, siente que tiene que pintar. 
Tras unos minutos pintando, Franz le encuentra en tal disposición.

-¿Qué haces, Vincent?

-¿No lo ves? Estoy pintando.

-Más bien creo que lo intentas. Aléjate y observa tu cuadro.

Vincent retrocede para mirar su obra y se muestra muy sorprendido.

-¿Qué es esto? -pregunta Vincent.

-Absolutamente nada -dice Franz-. Eso es lo que trataba de decirte. Tú no sabes pintar, yo no sé escribir, ya no somos los de antes. ¿Lo has olvidado?

-Pero creí que podíamos empezar de nuevo, creí que esta vez lo haríamos bien. Desde el principio pero con la experiencia acumulada -dice Vincent, dejando caer la paleta y el pincel.

-No, Vincent. Esto es el presente y no hay marcha atrás. Vamos -dice Franz, dándose la vuelta para emprender de nuevo el recorrido por la ciudad.

-Entonces, ...entonces tendré que matarte para volver a donde quiero -amenaza Vincent.

-Eso no es una posibilidad - asegura Franz.