martes, agosto 29, 2006

NouRabishDrims


A la mañana siguiente sólo encontró un letrero en su puerta. Prohibido contaminar. Las últimas palabras que ella le dejó, junto a una carta. Aquella noche, Comanto, no pudo dormir. Las pesadillas en su cabeza. Ineludibles. Cada vez que conseguía pegar ojo, una nueva. Los malos sueños iban in crescendo. Podía despertar cuando quisiera, pues un nanosegundo de una de esas pesadillas ya era suficiente para acongojarse. Duerme. Sueña. Despierta. Duerme. Despierta. Despierta. Tras varias noches bajo esta situación insostenible decidió no despertar. Durmió de una tirada, eso sí, con las pesadillas. Aquellas pesadillas resultaron tener un desenlace. Todas las noches terminaban igual. El final del sueño se repetía una y otra vez. Yacía Comanto dormido, y una silueta junto a él, unos ojos mirándole fijamente que parecían trasmitirle pensamientos negativos, parecían transladarle a esas pesadillas.
TreintAyCincO días después.
Fue entonces cuando Comanto conoció a un chica. Cuando conoció a Quima. Era obligación de Comanto ir despacio con la relación. Así pues, se lo tomaron con calma. El quinto día de Marzo de un año bisiesto, Comanto invitó a Quima a su casa. Se acostaron y durmieron plácidamente. Las pesadillas de Comanto desaparecieron.
Al día siguiente, Quima, fue a casa de Comanto. Sólo encontró un letrero. Prohibido contaminar. Las últimas palabras que Comanto le dejó, junto a una carta. En el reverso del sobre se podía leer: "No abras la carta hasta que comprendas el final de tus pesadillas". Quima hizo caso omiso. Abrió el sobre. La carta estaba en blanco.

martes, agosto 22, 2006

¿Quién eres?


No sé a quién escuché contar esta historia. No sé si la leí. No sé si ocurrió algo parecido. Sólo sé que debió ser así.
Hoy la he notado un poco rara por télefono. De qué se supone que estaba hablando. No creo que haya hecho nada grave para que deseara que saliera de su vida. Un mes en el extranjero es un suspiro. Definitivamente no parecía ella. De quién es esa voz. Mi móvil perdido. Tengo que ir a su casa.
Estoy algo nervioso. Y a juzgar por los pitidos de los otros coches también ando algo despistado. Joder, ahora no me acuerdo de su piso. Será cuestión de probar.
-Perdone, ¿está Luz?.
-No, se ha equivocado. Es la puerta B.
-Gracias, y disculpe ¿eh?.
LLamo.
-¿Diga?.
-¿Luz?.
-¿Eres tú, Leo?. ¿No te había dicho que no quería verte nunca más?.
-Pero Luz, ¿no podríamos hablarlo tranquilamente y cara a cara?. Además este telefonillo no se oye del todo bien.
-Después de lo que me has hecho, no creo que sea una buena idea, cerdo.
-¿Pero qué te he hecho?.
-¿Me tomas el pelo?.
-Joder no, sabes que no tengo buena memoria, y que a veces soy un poco despistado, pero juro por dios que no sé de lo que me hablas.
-Si no tienes cojones para admitirlo no merece la pena seguir hablando.
-Pero...
Ha colgado. Antes de que pueda volver a insistir miro a la derecha. Entonces es cuando no entiendo nada. Veo a Luz con bolsas de la compra. Me ve. Suelta las bolsas y sale corriendo hacia mi. Me abraza y dice:
-Leo eres un cabrón. ¿Por qué no has respondido a mis llamadas?
-Lo siento Luz perdí el móvil. Intenté contactar contigo pero no hubo manera.
-¿Que no hubo manera?. Buff, bueno ayúdame con estas bolsas y lo aclaramos en mi casa.
-¿Y tus padres?.
-De viaje. ¿No te lo dije ya?.
-Ah sí, lo olvide. Dichosa memoria.
-El estrés y el trabajo pueden contigo ¿eh?. Bueno venga vamos sube. Tenemos que hablar de muchas cosas.
Odio mentirla. Pero creo que será más fácil que explicarle toda esta locura que ni siquiera yo comprendo. Entramos en el ascensor. Me dice que estoy algo ausente. Pulsa el botón de su piso. ¿El quinto?. ¿A cuál llamé yo?. ¿Y con quién se supone que he estado hablando estos días?.

sábado, agosto 12, 2006

GANZUAS A LA CONTRA


Después de mucho tiempo sin conexión, sin Internecio, vuelve Ganzuítas para hacer cosas bonitas.
Y la primera pregunta es: ¿Y después del verano, qué cojones hago?.